🐢 Tortugas domésticas: lo que casi nadie te dice antes de adoptar una
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MIDIA MASCOTAS
Tener una tortuga en casa suena encantador: tranquila, silenciosa, cero desorden y con esa vibra zen que todos quisiéramos tener en días caóticos. Pero la verdad —la buena, la útil y la que casi nadie te dice— es que vivir con una tortuga es mucho más que ponerle agua, una piedrita y hojas de lechuga.Si estás pensando en adoptarla, o ya la tienes en casa, este artículo te va a caer como anillo al dedo.
1. Las tortugas no son “mascotas fáciles”
La mayor sorpresa para muchos dueños primerizos es enterarse de que una tortuga no es un adorno vivo ni un animal “de bajo mantenimiento”.Requieren condiciones muy específicas para mantenerse sanas, activas y con una buena calidad de vida:
Luz UVB (sin excepción) para metabolizar el calcio.
Temperaturas controladas para regular su metabolismo.
Humedad adecuada, dependiendo de la especie.
Espacio suficiente… muchísimo más del que crees.
Cuidarlas “al aventón” puede llevar a deformaciones, enfermedades respiratorias e incluso a que mueran jóvenes. O sea, lo contrario de lo que cualquiera quiere.
2. ¿Cuánto viven? Spoiler: demasiado
La mayoría de las tortugas domésticas viven entre 30 y 50 años, y algunas especies superan los 70.Una tortuga es, literalmente, un compromiso de décadas. No exagero cuando digo que muchos dueños terminan heredándolas.
Pero hey, visto del lado bonito: tienes un pequeño dinosaurio que puede acompañarte toda la vida.
3. Comer lechuga no es una dieta
Otro mito gigante: “Las tortugas comen lechuga”.La realidad:La lechuga es básicamente agua sin nutrientes esenciales.
La dieta correcta depende de la especie, pero normalmente incluye:
Verduras verdes ricas en calcio (col rizada, acelga, diente de león)
Verduras de colores
Frutas en pequeñas cantidades
Proteína animal para especies omnívoras (como la tortuga de orejas rojas)
Darles mala alimentación provoca problemas de crecimiento, debilidad ósea y baja energía.En pocas palabras: la dieta hace al caparazón.
4. Necesitan más espacio del que imaginas
Una tortuga acuática, por ejemplo, necesita un acuaterrario con:
Agua filtrada
Rampas
Zona seca con lámpara
Espacio para nadar
Capacidad frecuente de limpieza
No, la típica pecera rectangular no es suficiente.
Y si hablamos de tortugas terrestres, requieren recintos amplios, zonas de escondites, tierra adecuada, humedad y luz.Una caja de plástico no es hogar para nadie.
5. Son más activas de lo que parecen
Aunque se ganaron fama de “lentas”, las tortugas son curiosas, exploradoras y sorprendentemente ágiles cuando están sanas y a gusto.Disfrutan caminar, escarbar y buscar comida.Si no tienen enriquecimiento, pueden estresarse o volverse apáticas.
Así que sí: tu tortuga también necesita su “tiempo de calidad”.
6. Son silenciosas… pero no invisibles
Es fácil subestimar a una tortuga. No ladra, no maúlla, no brinca y no te pide croquetas.Pero créeme: saben hacerse notar.
Desde el clásico “golpeteo” contra los cristales cuando quieren explorar más, hasta el ritual de subirse a su piedra favorita como si fuera un trono… las tortugas tienen personalidad.Una discreta, sí, pero encantadora.
7. Adoptar con conciencia evita un montón de problemas
Las tortugas suelen ser compradas por impulso, sobre todo cuando las venden pequeñas, lindas y con colores llamativos.El problema es que muchas provienen de criaderos poco éticos o, peor, del comercio ilegal.
La recomendación es adoptar en centros autorizados o con criadores responsables.Y siempre —pero siempre— conocer la especie antes de llevarla a casa.
8. ¿Vale la pena tener una tortuga?
Mucho.Si tienes el espacio, el compromiso y las ganas de aprender, una tortuga puede convertirse en una compañera fascinante. Verla crecer, adaptarse al entorno y desarrollar hábitos es algo especial.
No son mascotas “para todos”, pero para quien da el paso informado, son todo un viaje lleno de calma, curiosidad y conexión.

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