Un estudio analiza cómo los perros operados sienten menos.
- Huellas y Letras
- 13 jun
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MIDIA MASCOTAS
Tu presencia cuenta, un estudio analiza cómo los perros operados sienten menos dolor si estás cerca El vínculo emocional entre perros y sus cuidadores tiene efectos reales sobre el bienestar de los animales, incluso en contextos clínicos.
Cualquier intervención quirúrgica es una experiencia estresante para un perro. No entiende qué ocurre, se encuentra en un entorno ajeno, con olores extraños, ruidos nuevos, y personas desconocidas que lo manipulan. Es completamente normal que, en esta situación, una de las preocupación principales del titular es cómo se sentirá el animal tras la operación: ¿tendrá dolor?, ¿sentirá estrés al despertarse?, ¿entenderá lo que ha pasado?
Un nuevo estudio acaba de poner sobre la mesa un factor que muchas veces se pasa por alto en estos procesos, y es la influencia directa de la compañía del humano de referencia en la percepción del dolor y el estado emocional de los perros después de una cirugía. Y lo que sugiere esta investigación es que estar presente puede marcar una diferencia real en su recuperación.
Publicado en la revista Animal Welfare, el trabajo ha sido realizado por un equipo de investigadoras de la Universidad Autónoma de Barcelona y varios equipos de veterinarios de Ciudad de México. El objetivo era medir si una interacción afectiva entre perro y titular, justo después de una operación rutinaria, podía influir de forma positiva en el estado del animal. Los resultados no solo apuntan a que sí, sino que refuerzan la evidencia de que el vínculo emocional con sus cuidadores tiene efectos reales sobre el bienestar de los perros, incluso en contextos clínicos.
No debemos usar los medidores de tensión humanos en los animales, ya que los resultados no son fiables.
Menos estrés, más calma y mejor recuperación
El estudio se centró en un grupo de 18 perras adultas que fueron sometidas a una ovariohisterectomía, es decir, una esterilización quirúrgica. De ellas, ocho recibieron la visita de sus cuidadores durante 45 minutos tras la recuperación inicial de la anestesia, en un entorno tranquilo y controlado, mientras que las otras diez permanecieron en el área de hospitalización sin compañía humana durante ese mismo periodo.
Para valorar su estado, las investigadoras utilizaron una escala de dolor validada (escala de dolor de Glasgow) que evalúa comportamientos relacionados con el dolor y el estrés en perros, como lloriqueos, posturas rígidas, inquietud, temblores o falta de interacción. También analizaron la inactividad de los animales, es decir, el tiempo que pasaban sin moverse, en una posición tensa y sin dormirse.
Los resultados reflejaron que las perras que recibieron la visita de sus cuidadores mostraron una reducción significativa tanto en los niveles de dolor percibido como en los indicadores de estrés. Además, su comportamiento cambió visiblemente aumentando los gestos asociados a bienestar, como mostrarse contentas o activas, y disminuyeron los que indican ansiedad o incomodidad, como estar tensas o retraídas.
También fueron menos inactivas, un dato relevante porque la inmovilidad puede reflejar malestar físico o emocional. Lo interesante es que estas diferencias aparecieron incluso en perros que habían recibido diferentes protocolos de analgesia, lo que refuerza la idea de que el efecto observado no se debe solo al tipo de tratamiento veterinario, sino también al impacto de la interacción afectiva.
Aunque este estudio es preliminar y ha contado con un número pequeño de animales, sus implicaciones son significativas. Hasta ahora, muchas investigaciones sobre dolor postoperatorio en animales se centraban en mejorar los protocolos farmacológicos. Este trabajo, pionero en su campo, abre la puerta a considerar también estrategias no farmacológicas centradas en el vínculo humano-animal como complemento real y eficaz en los procesos de recuperación.
No se trata simplemente de hacer compañía, sino de actuar como un regulador emocional. Tal y como apuntan las autoras del estudio, se ha demostrado en humanos que la presencia afectiva de una figura cercana, como un progenitor durante una intervención médica en un menor de edad, ayuda a reducir la percepción del dolor. En el caso de los perros, la explicación podría ir más allá de lo conductual y la interacción con su persona cuidadora de referencia podría activar mecanismos neurobiológicos ligados a la liberación de oxitocina, la hormona vinculada al bienestar, la calma y la conexión emocional. Esta sustancia, además de favorecer la relación afectiva entre el perro y su humano, también ha mostrado efectos analgésicos en estudios previos.
A esto hay que añadir que se ha observado que el estrés previo a la intervención, como el que se produce cuando los animales son ingresados y se separan de sus titulares, puede influir negativamente en su respuesta al dolor después. Las autoras incluso plantean que los perros que mostraron más estrés al llegar a la clínica fueron, curiosamente, los que luego recibieron la visita de sus cuidadores. Una posible interpretación es que estos animales tienen un apego más intenso y, por tanto, una mayor necesidad emocional de su presencia.
Desde una perspectiva práctica, el estudio puede servir para repensar cómo se organizan los protocolos postoperatorios en las clínicas veterinarias. Aunque no siempre sea viable permitir visitas largas en todas las situaciones, parece que ofrecer espacios de interacción controlada tras una operación podría ser una herramienta adicional para mejorar la recuperación de los pacientes caninos. https://www.20minutos.es/noticia/5718347/0/tu-presencia-cuenta-un-estudio-analiza-como-los-perros-operados-sienten-menos-dolor-si-estas-cerca/

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